Es un antojito sumamente popular debido a su precio accesible, también por su facilidad para comerlo (parado, caminando o incluso en el transporte) y por su alto contenido calórico. Es una comida mañanera muy práctica, sobre todo para los trabajadores que salen casi en la madrugada de sus casas y además, muy fácil de conseguir, casi en cada esquina o paradas de transporte.
Las que conocemos como "guajolotas" en la Ciudad de México, consisten en masa de maíz (tamal) dentro de masa de trigo (pan); algo que si platicas, para nada se antoja. Sin embargo, los que hemos comido nuestras queridas tortas de tamal sabemos que son sumamente deliciosas y no hay quien se les resista.
Existen varias versiones en torno al origen de "las guajolotas" y aquí te las traemos todas para que las conozcas.
Las Guajolotas de Tulancingo Hidalgo
Esta versión cuenta que unos ingenieros que visitaban Tulancingo, en Hidalgo, para instalar electricidad en épocas decembrinas, se acercaron hambrientos a un puesto donde la dueña ya casi no tenía comida, así que les ofreció algo diferente con lo poco que tenía: tortas rellenas de enchiladas. A manera de broma, los ingenieros dijeron que eso era “su pavo o su guajolote”. Años después, una joven que trabajaba en el puesto puso el primer expendio en Tulancingo de estas tortas llamándolas guajolotas.
Las Guajolotas de Puebla
En su libro “La cultura del antojito. De tacos, tamales y tortas (2013)”, el historiador mexicano José N. Iturriaga explica que "la guajolota" nació en la ciudad de Puebla, hace por lo menos dos siglos. La receta original de esta hermosa ciudad, era un pambazo con una enchilada adentro, la enchilada debían ser rellenas de carne de puerco deshebrada y cubiertas de salsa de chile seco.
Ya todos sabemos como somos los Chilangos, así que tomamos ese platillo y lo fuimos adaptando a nuestro gusto, cambiando el “pambazo” por un pan blanco y el relleno por un tamal. Esta nueva receta fue tan exitosa que Puebla fue adquiriendo este nuevo platillo y la receta original se perdió. Ahora los poblanos también consumen este delicioso antojito durante las primeras horas del día porque se considera muy pesado.
Las Guajolotas de la Ciudad de México
El surrealismo de la "Torta de tamal" - Por David Contreras - Cronista de Santa María la Redonda y Garibaldi.
El mundo estaba en guerra, era el año de 1945 y en México provocó escasez de café, llantas y medias. Es en estas épocas cuando “El tlacuache” salió de "La antigua Roma" y se dirigió al callejón de "la amargura", llevaba bajo el brazo una bolsa con bolillos para compartir con la palomilla que se reunía en la plaza Garibaldi, para "darse el bajón" (comer algo después de beber tanto).
“El tlacuache” era diablero del barrio de "la Merced", y sabía que a esas horas de la tarde cuando ya no había botana en las pulquerías un bolillo con salsa hacia más leve la jornada. Ya en el callejón se encontró con su comadre "La guajolota", que consiguió además de la salsa que le regaló "El güero" de los tacos, unos tamales fritos bien crujientes que compró en la esquina.
La palomilla era bien compartida, eso "La guajolota" lo sabía mejor que nadie, y ahí es el momento preciso, ¿cómo definir cuando la inspiración llega?, “El tlacuache” abrió con sus propias manos un bolillo, empujó el migajón con sus dedos para hacerle un huequito a un tamal de "La guajolota", y sin saberlo, ¿quién va a saber tanto?, nació “la torta de tamal”, combinación de dos alimentos.
Cuando la vendedora de tamales fritos le preguntó al tlacuache -¿Qué comes?-, el simplemente respondió -“una guajolota”- mirando de reojo a la comadre.
Es fácil imaginar el resto de la historia, en los días siguientes las "tamaleras" ya tenían a la venta "las guajolotas" en la plaza Garibaldi.
La realidad es que no se tiene certeza de por qué la llamaron “guajolota”, algunos lo atribuyen a la forma cebada y redondeada similar a la pechuga de un guajolote. Otros, considerando que es un alimento con muchas calorías, dicen que quién lo consume «engordará como un guajolote», probablemente porque a los guajolotes los engordan con maíz y eso es precisamente lo que están metiendo a un pan. De acuerdo a otras fuentes, el nombre proviene de un tipo de pan de baja calidad que se usaba para prepararlas, llamado también «guajolote».
Lo que sí es importante es que es un clásico Chilango. ¿Quieres saber dónde encontrar las mejores Guajolotes? Busca afuera de las panaderías, es donde se ponen los botes de tamales porque el pan lo tienen a la mano”