El Tiempo

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El tiempo avanza de manera inexorable y nada podamos hacer para modificar su curso, solo tratar de aprovecharlo.
28/12/2020

El tiempo avanza de manera inexorable y nada podamos hacer para modificar su curso, solo tratar de aprovecharlo.

El tiempo es el eterno acompañante de nuestra vida, llega puntual al momento en que nacemos, incluso se anota e indican a nuestros padres el momento exacto de nuestro nacimiento y a partir de ahí, nunca se separa de nosotros.

El tiempo suele ser escaso a tal grado que todo mundo trata de administrarlo y sacarle provecho, nos acompaña de manera silenciosa, oportuna, rutinaria y de mil maneras más; el tiempo en ocasiones escasea y rara vez nos sobra.

En el transcurso de nuestro andar por la vida, el tiempo se administra y nos acompaña por todos lados. Se utiliza para poner orden y para realizar de manera óptima las actividades cotidianas; al acudir al colegio se registran horas de entrada y salida, pero talvez cuando más se utiliza, es para llevar el control de nuestra vida laboral y es ahí donde ya interfiere en lo económico, siendo este un factor tan importante que llega a pesarnos y a ser muy desgastante estar al pendiente de él cada segundo que transcurre.

Lo cierto es que el tiempo lo tenemos que utilizar a nuestro favor, tenemos que darnos el tiempo suficiente para disfrutar con nuestros amigos, para reír, gritar, llorar y compartir los buenos momentos. Tenemos que dar un tiempo de calidad para dedicarlo y agradecer a nuestros padres, quienes dedicaron el propio para formarnos y educarnos.

El tiempo mejor utilizado, es aquel del cual nos apropiamos para pensar en nosotros mismos, el que dedicamos a nuestros seres queridos, nuestra familia, hermanos, padres, hijos… y sobre todo con quien decidimos unir nuestra vida para formar una familia y definimos como el amor de nuestra vida, aquella persona que coincide con nosotros en la vida y con quien pasamos los momentos más bellos, esa persona que suele hacer que el tiempo se detenga, que lo convierte en maravilloso y hace que valga la pena.

El tiempo también llega de manera muy puntual en el último momento de la vida, se planta y deja huella de que siempre nos acompañó, espera pacientemente hasta que se cierran los ojos y el alma abandone el cuerpo para dejar constancia del momento exacto de la partida, quedándose él para la eternidad.

Autor: Leonardo Mendoza
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